jueves, 10 de diciembre de 2009

INTRODUCCIÓN


La acción de SALTAR significa aquel movimiento o habilidad que implica el despegue del suelo o superficie de contacto del cuerpo del individuo. Puede efectuarse con los dos pies simultáneamente o con uno sólo de ellos. La habilidad motriz de saltar tiene múltiples variantes, lo que produce a la motricidad humana una riqueza grande de movimientos (Gutiérrez, 1991).

El salto, en su expresión más sencilla, es un movimiento discreto en el que el cuerpo es proyectado mediante el impulso de las piernas al aire durante un periodo breve de tiempo. El desarrollo del salto necesita de complicadas modificaciones de la marcha y la carreta. El salto supone la propulsión del cuerpo en el aire y la amortiguación en el suelo de todo el peso corporal sobre ambos pies. De nuevo entrañen don loa factores fuerza, equilibrio y coordinación como responsables de una ejecución adecuada. Por lo tanto, hasta que el niño no posea estas cualidades necesarias para elevarse no se observarán claramente los resultados del salto.

Las diferentes formas de salto y su evolución dependerán de las condiciones de impulso que se empleen, ya que el niño puede saltar desde una posición está­tica o dinámica, con los dos pies o con el impulso de un solo pie. Cuando salta está poniendo en acción los mecanismos sensomotrices y equilibratorios, que en estas edades están en pleno desarrollo. Las edades en las que los niños y niñas adquie­ren la competencia en los diferentes modos de saltar es variada, según los estudios que se consulten, y que muchas veces está relacionada con las condiciones del estu­dio realizado.

El estudio del salto en los niños ya reclamó la atención de los investigadores de los años 1930, y la atención predominante ha sido el estudio del salto horizontal y del salto vertical, a pesar del interés que otras variaciones del salto pueden tener para comprender el desarrollo motor infantil.



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